Venciendo las obras de la Carne

Venciendo las obras de la Carne

El apóstol Pablo nos presenta en Gálatas 5:16-18 una poderosa enseñanza sobre la lucha entre nuestra naturaleza pecaminosa y el control del Espíritu Santo en nuestras vidas. Pablo reconoce la tensión que existe en nuestra humanidad, una mezcla entre lo carnal y lo celestial. A través de estas palabras, aprendemos la importancia de fortalecernos en el Espíritu de Dios para vencer las obras de la carne. Reflexionemos sobre cómo nuestro carácter y pensamientos reflejan nuestra dependencia del Espíritu Santo.

  1. Reconociendo la Tensión Humana

Nuestra naturaleza inferior nos inclina hacia los deseos egoístas y pecaminosos, mientras que el Espíritu de Dios nos impulsa hacia una vida de rectitud y santidad. Es importante ser conscientes de esta tensión y tomar decisiones conscientes para someternos al control del Espíritu.

  1. La Victoria en el Espíritu

Pablo nos muestra que solo a través del poder del Espíritu Santo podemos vencer las obras de la carne. No podemos depender de nuestra propia fuerza o voluntad para resistir la tentación y vivir una vida piadosa. Necesitamos fortalecernos en el Espíritu de Dios, permitiendo que guíe nuestra conducta y conversación diarias, como dice en Romanos 7:22 nuestro hombre interior  se deleita en la Ley de Dios.

  1. Examinando Nuestro Carácter y Pensamientos

¿Cómo es nuestro carácter y pensamientos cada día? Es vital que nos examinemos a nosotros mismos y evaluemos si estamos permitiendo que los deseos de nuestra naturaleza inferior prevalezcan sobre los del Espíritu Santo. ¿Estamos cediendo a la ira, la envidia, el egoísmo y otros frutos de la carne? O, por el contrario, ¿nos esforzamos por manifestar el amor, la paz, la paciencia y los demás frutos del Espíritu?

  1. La Importancia de la Fortaleza Espiritual

Para resistir las tentaciones y vivir una vida que agrade a Dios, necesitamos fortalecernos en el Espíritu de Dios. Esto implica cultivar una relación íntima con el Espíritu Santo a través de la oración, la lectura de la Palabra y la obediencia a sus enseñanzas. Cuanto más nos fortalezcamos en el Espíritu, más capacidad tendremos para vencer las obras de la carne y vivir una vida que glorifique a Dios.

Conclusión:

Enfrentamos una lucha diaria entre nuestra naturaleza inferior y el control del Espíritu Santo en nuestras vidas. Solo a través de la fortaleza en el Espíritu de Dios podemos vencer las obras de la carne y vivir una vida que refleje la obra transformadora de Cristo en nosotros.

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